«Mi experiencia en Yoga 42», por Manuel Arias:
En los diferentes cursos, talleres o entrenamientos que he tomado en mi vida, independientemente del tema o área de estos, rara vez o prácticamente en ningún caso sentí la necesidad de dejar testimonio de lo mucho que me hubieran servido.
¿El motivo para no querer dejar ese testimonio? Los resultados, aunque buscados y esperados, no se presentan en el momento en el que se están adquiriendo las habilidades que se aprenden en el curso o taller del que se trate.
Más aún, normalmente, los cursos suelen componerse de un cúmulo de información que, posteriormente, debe ser analizada y re-estudiada para poder ser dominada, cosa que, al menos en mi caso, ha tenido como consecuencia almacenar hojas de datos, apuntes y literatura que difícilmente vuelven a ser considerados.
En el caso del coaching que recibí en Yoga42, los resultados fueron inmediatos. Desde la primera sesión, las “herramientas” que recibí comenzaron a alterar la manera en la que percibía el mundo, al lograr ponerme en contacto con el ser que soy en este momento, en este espacio.
El coaching de Yoga42, explicado desde un punto de vista puramente formal (lo cual no es fácil, porque se trata de un entrenamiento que tiene mucho más fondo de lo que se puede abordar en una descripción esquemática) consiste en el establecimiento, por parte de un coach, a través de varias sesiones semanales, de una rutina diaria de ejercicios que podrían dividirse en físicos (posturas de yoga) y mentales (meditación) pero que, realmente, conforman un todo que tiene como propósito que la conciencia del ser particular y del mundo se torne más aguda, lo cual repercute en que la capacidad para entender o resolver distintas situaciones sea infinitamente más fluida.
Sin embargo, la descripción anterior obvia el tema más importante, que tiene que ver con el hecho de que esa conciencia que se descubre o se reconoce, es la espiritualidad en cada uno de nosotros.
Con cada una de las sesiones y con la auto-maestría respecto de la cual versa todo el entrenamiento, los cambios y los descubrimientos se hacen patentes en cada una de las horas del día, porque la conciencia que se despierta a través de la meditación, se convierte en una manera de interpretar los signos diarios, en algo tan común como puede ser leer o conducirse en el día a día.
En lo personal, los cambios en mi vida han sido radicales. Por mencionar algunos:
Cada vez que he logrado entender un elemento o más de lo que es mi vida hasta ese momento, así como de todo lo que la compone y la rodea, los descubrimientos se integran en un orden perfecto para ofrecerme una explicación o perspectiva diferente a partir de la cual comprender, sentir y reaccionar ante todo a lo que todos estamos expuestos en este mundo.